Hace unos meses el Parlamento Europeo anunciaba el establecimiento de un análisis sobre el cambio horario, debido a las creciente dudas que ponían “en tela de juicio” el hecho de que los dos cambios horarios, que se producen al cabo del año, pudieran resultar un  ahorro energético realmente.

La Comisión Europea ha determinado hacer partícipe a todos los ciudadanos de la Unión, lanzando un cuestionario “online”, al que podemos acceder todos los habitantes de la UE antes del día de la recogida de datos, que será el 16 de agosto.

Esta consulta estará activa para los 28 países de la Unión Europea y tiene por finalidad conocer la opinión de sus ciudadanos, que serán los que decidan si esta práctica debe continuar o, por el contrario, debe ser modificada o suprimida. Toda la información y el formulario de opinión está accesible en la siguiente dirección web:

https://ec.europa.eu/info/consultations/2018-summertime-arrangements_es

¿Por qué existe el cambio horario?

Se trata de una larga tradición, que parte de la necesidad de ahorrar energía en la Primera Guerra Mundial y que pretendía, a su vez, optimizar las horas de trabajo. Esta estrategia que a posteriori ha sido característica de la UE, obligaba a los estados miembros a cambiar la hora el último domingo de marzo y a volver al horario de invierno el último domingo de octubre.

¿Resulta este óptimo a día de hoy?

La cuestión de si en la actualidad el cambio horario cumple su función o es una molestia para ciudadanos lleva unos años haciéndose eco en los medios, tanto es así que han surgido numerosos estudios y análisis que se han encargado de esclarecer si a día de hoy se mantienen las ventajas para las que esta medida fue creada.

  • Mercado interior– En lo referente al mercado interior de la UE, los estudios evidencian un detrimento para este, debido a un aumento de costes en el comercio transfronterizo que marcan limitaciones e inconvenientes tanto para el transporte como para las comunicaciones, y evidencian una menor productividad en el mercado interior de bienes y servicios.
  • Energía– El ahorro energético fue la principal función por la que se tomó dicha medida, sin embargo, los análisis demuestran que supone una diferencia marginal, que además varía según la localización geográfica.
  • Salud– Los estudios cronobiológicos han revelado que el cambio horario genera en el individuo un impacto importante en sus biorritmos que dificulta su adaptación.
  • Agricultura– Los estudios concluyen que una hora extra de luz durante el verano  resulta una ventaja para el sector de la agricultura, si tenemos en cuenta que esta ventaja permite ampliar la jornada laboral para actividades de exterior en tareas de labranza o recolección.

En conclusión, el cambio horario ya no cumple de manera óptima las funciones por las que fue creado, sin embargo la Comisión Europea pone gran parte de la decisión final en nuestras manos, a través de la consulta a la ciudadanía europea, para ser partícipes en la elección de mantener o no dicha medida, accediendo y rellenando el cuestionario mencionado. Esta medida se considera muy positiva, ya que pide la participación activa por parte del ciudadano.